Programa "En manos de los niños"

Conozca la red que deporta a niños ucranianos para su adopción en Rusia

Rusia publicita los traslados y nacionalizaciones de los niños pese a que violan la Convención de Ginebra.

Leon Klein / Anadolu Agency / Getty Images

Rusia.- Desde que el pasado 24 de febrero el Ejército ruso iniciase su "operación militar especial" e invadiera el territorio de Ucrania, al menos 8.000 menores de este país han sido deportados ilegalmente a territorio ruso, según las cifras del portal 'Hijos de la guerra', organizado por el gobierno ucraniano para tratar de reunir a los niños y sus familias.

Pese a que la deportación o el traslado ilegal de la población de un territorio ocupado son crímenes de guerra según la Convención de Ginebra, las autoridades rusas no solo envían a los menores lejos de sus familias y su país de origen, sino que los utilizan como parte de su propaganda. Además, el presidente ruso Vladimir Putin ha abierto la puerta a la adopción de niños "huérfanos" ucranianos en Rusia tras la firma de un decreto el pasado 25 de mayo que elimina las barreras a la acogida, adopción y nacionalización de los menores pese a ser extranjeros [en Rusia está prohibida la adopción de menores procedentes de otros países]. El día 30 se amplió a niños de las provincias de Jersón, Járkov y Zaporiya.

Una investigación periodística de 'Associated Press' ha puesto cara y nombre a algunas de estas familias que quedaron separadas en el momento de la invasión y que, en algunos casos, han logrado reunirse pese a las trabas impuestas por las autoridades rusas de ocupación. Es el caso de Olga Lopatkina, una mujer cuyos seis hijos quedaron atrapados en Mariúpol a cargo de Timofey, el mayor, de 17 años, y que estuvieron a punto de ser enviados a una familia rusa. Finalmente, gracias a los esfuerzos de la ONG 'SOS Children's Villages' durante dos meses, les fue permitido reunirse con sus padres.

La impulsora de esta nueva legislación y del programa "En manos de los niños" mediante el cual se deporta y nacionaliza a los menores, y a quienes distintos gobiernos, organizaciones de Derechos Humanos y analistas sitúan como la principal responsable de la deportación de menores ucranianos, es María Lvova Belova. Conocida en Rusia como 'el Hada de Penza', su localidad natal y que da nombre a su fundación, fue nombrada Comisionada para los Derechos del Niño por Putin en octubre de 2021, menos de dos años después de afiliarse a su partido, Rusia Unida.

Tras una reunión con el presidente ruso a principios de marzo de 2022, sus actuaciones políticas se han centrado en el traslado de niños ucranianos desde los territorios ocupados por Rusia hacia distintos orfanatos y "campamentos de verano" en el interior de Rusia para su posterior distribución entre familias de acogida. Un documento público de la administración de la región rusa de Krasnodar, recogido por el think tank 'The Institute for the Study of War' en agosto y que después fue eliminado, explicaba que las familias de acogida recibirían pagos de unos 325 euros por niño y de más de 2.500 euros en caso de niños con discapacidad mayores de 7 años.

La propia María Lvova Belova reconoció en marzo que más de 1.000 niños ucranianos habían sido trasladados a Rusia. En sus publicaciones en redes sociales, Belova siempre insiste en calificar a los menores como huérfanos, pese a que investigaciones como la de 'Associated Press' demuestran que, al menos en numerosos casos, han sido separados de sus familias biológicas. Esta misma semana Belova, que está incluida en las sanciones de países como Reino Unido, Canadá o Estados Unidos, se dejaba grabar por las cámaras entregando a 24 niños a familias de acogida rusas en Novosibirsk, localidad situada a 3.600 kilómetros de Ucrania, en Siberia.

En los últimos días, las deportaciones parecen haberse acelerado. Hace unos días, Volodymyr Saldo, el líder de la administración de ocupación creada por Rusia para la provincia de Jersón, confirmó la deportación de unos 130 menores de esta región a Rusia y anunció el traslado de 5.000 más. Dos días antes, el 11 de octubre, el líder de la administración rusa en Donetsk confirmaba la llegada de 53 niños más de esta región a Moscú. Unos días atrás, la propia Belova aseguraba: "Cuando trajimos a 30 niños de Mariúpol a la región de Moscú, hablaban negativamente sobre Putin, decían cosas feas. Y cantaban el himno nacional de Ucrania. Lo arreglaremos", lo que según algunos analistas es una prueba más de la intención de adoctrinar y desnaturalizar a los menores.

Mientras distintos responsables políticos rusos han aparecido públicamente otorgando la nacionalidad rusa a varios de estos menores ucranianos o entregándolos a familias de acogida en los últimos meses, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha confirmado que ha recibido "acusaciones creíbles" de estos "traslados forzosos" y ha recordado, ya en el mes de septiembre, que los "cambios de estatus infantil, incluida la nacionalidad" son una violación de la Cuarta Convención de Ginebra, de la cual Rusia es uno de los países firmantes.


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