Tradición, esplendor, comunidad, historia
Inca y Coya avanzan juntos hacia Sacsayhuamán en Inti Raymi majestuosamente
Tras ceremonia en Plaza Mayor, multitud acompaña procesión ritual hasta imponente explanada de Sacsayhuamán.
Cusco revive el alma del Imperio con vibrante celebración del Inti Raymi
Cusco.- Este martes 24 de junio, la ciudad imperial del Cusco se llenó de vida, historia y espiritualidad con la celebración del Inti Raymi, la festividad más emblemática del mundo andino. Este ritual ancestral, cargado de símbolos y memoria colectiva, coincide con el Día del Campesino, reafirmando el vínculo sagrado entre la tierra, el pueblo y el sol, fuente de vida para las civilizaciones prehispánicas.
La ceremonia comenzó al mediodía en la imponente Plaza Mayor, con una puesta en escena cargada de simbolismo y color. La atención se centró en el acto denominado “Encuentro de los Tiempos”, donde el Inca, figura central de esta celebración, se reunió con el alcalde provincial del Cusco, Luis Pantoja, para entregarle un quipu, antiguo sistema de cuerdas y nudos utilizado por los incas para registrar información y decisiones importantes.
“Gobierna con sabiduría en beneficio de la población cusqueña”, declaró el Inca al entregar el quipu, en un gesto cargado de significado. Este artefacto representa mucho más que un instrumento contable: es una herencia cultural, símbolo de justicia, sabiduría y responsabilidad política. En él se tejen hilos de historia, memoria y futuro.
A medida que avanzaba la ceremonia, miles de personas, tanto habitantes locales como visitantes internacionales, se congregaron para presenciar este acto de identidad y continuidad. Al concluir la representación en la Plaza Mayor, la multitud se desplazó hacia la majestuosa explanada de Sacsayhuamán, escenario central del ritual donde se desarrollan las ofrendas al Inti (Sol) y la Pachamama (Madre Tierra).
El ambiente en Cusco es indescriptible: sonidos de tarkas, pututos y tambores envuelven el aire mientras comparsas de distintas regiones interpretan danzas que evocan mitos y hazañas del Tahuantinsuyo. Los trajes, llenos de color y textura, reflejan la riqueza del legado incaico y el orgullo de un pueblo que aún conserva viva su cosmovisión.
“Siempre vengo con mi amiga, hemos madrugado para estar acá”, expresó una asistente, dejando entrever el profundo sentimiento de pertenencia que genera esta festividad. El Inti Raymi no es solo una representación: es una ceremonia viva, un acto de resistencia cultural y un espejo donde los pueblos andinos ven reflejada su dignidad, su historia y su fuerza espiritual.
El solsticio de invierno en el hemisferio sur marca un nuevo ciclo, y con él, una oportunidad para renovar los votos de armonía entre el ser humano y la naturaleza. A través del Inti Raymi, Cusco no solo celebra su pasado glorioso, sino que también proyecta su visión de futuro con orgullo, firmeza y una profunda reverencia por sus raíces.
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