Educación fallida
Escuelas Bicentenario: millones invertidos, peligros estructurales persisten
Más de S/ 5 900 millones no impiden paredes agrietadas ni inseguridad escolar

Foto: composición LR | composición LR
Lima, – El ambicioso proyecto educativo Escuelas Bicentenario, impulsado por el Ministerio de Educación bajo el gobierno de Dina Boluarte, prometía transformar la infraestructura escolar pública con una inversión que supera los S/ 5 900 millones en 75 colegios nuevos a nivel nacional. Pero, a menos de tres años de inaugurados, persisten fallas estructurales, deficiencias en seguridad y falta de mantenimiento en varios de estos planteles.
En la Institución Educativa Simón Bolívar, en San Martín de Porres, se detectaron grietas en paredes y pisos a pocos meses de su apertura; en el colegio Vivanco Amorín, en Ate, se suman quejas por vigilancia insuficiente, lo que aumenta los riesgos para los estudiantes.
Ingenieros civiles consultados por el medio advierten que uno de los orígenes del deterioro es el diseño de cimentación inadecuado y la falta de estudios geotécnicos, especialmente en zonas consideradas de riesgo. La Contraloría también ha sancionado varias obras por “diseños sin sustento técnico” o “inestabilidad del suelo”.
Las imágenes publicadas por La República muestran interiores con grietas visibles, instalaciones en mal estado y alumnos lavándose las manos en lavaderos desgastados, evidenciando la distancia entre inversión cuantiosa y real calidad.
El panorama se agrava debido a que los fondos destinados al mantenimiento preventivo son mínimos: cada colegio recibe alrededor de S/ 5 000 al año, insuficiente para reparar ventanas, pintar o impermeabilizar. Ello significa que daños menores pueden escalar a fallas estructurales graves.
Un factor adicional es el modelo de contratación pública. Expertos afirman que los concursos orientados por bajo costo pueden derivar en el uso de materiales económicos, postergación de obras o necesidad de adendas costosas que comprometen la calidad final.
Además, el déficit de seguridad en estos colegios continúa elevándose. En Vivanco Amorín, solo hay cuatro vigilantes para un edificio de siete pisos (incluyendo inicial y secundaria), lo que no garantiza protección frente a robos o actos de violencia. Padres denuncian incluso un reciente asalto al recolectar fondos recaudados para su institución.
Especialistas coinciden en que el verdadero desafío no es solo construir escuelas modernas, sino garantizar su sostenibilidad, seguridad y durabilidad. Las Escuelas Bicentenario, concebidas como símbolo de progreso educativo, enfrentan hoy cuestionamientos por las brechas entre promesa, ejecución y mantenimiento en beneficio del futuro de miles de estudiantes.
Fuente: La República
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