Caos institucional
Operativo letal en favelas de Río deja 64 muertos y 81 detenidos
Intensiva acción policial busca desarticular al poderoso grupo criminal Comando Vérmelo

Fuente: EFE
Brasil. -En una de las operaciones más sangrientas registradas en la historia de la ciudad, el estado de Río de Janeiro (Brasil) presenció una jornada letal en la que al menos 64 personas resultaron muertas y 81 detenidas en un extenso operativo llevado a cabo este martes en varios complejos de favelas del norte urbano.
La acción, denominada “Operación Contención”, reunió aproximadamente 2.500 agentes de seguridad y se desplegó de madrugada en los conjuntos de Complexo da Penha y Complexo do Alemão, zonas tradicionalmente dominadas por el crimen organizado. El objetivo principal era neutralizar a la facción Comando Vermelho, reconocida como una de las bandas de narcotráfico más poderosas en Brasil, y frenar su expansión territorial.
Del total de fallecidos, 60 son civiles sospechosos y cuatro corresponden a miembros de las fuerzas de seguridad, según información oficial. Además, entre los detenidos figura Thiago do Nascimento Mendes, alias “Belao do Qutungo”, identificado como uno de los líderes del Comando Vermelho en la región, y Nicolas Fernandes Soares, señalado como operador financiero de uno de los principales cabecillas.
Durante el operativo se incautaron 75 rifles y 2 pistolas, así como “más de medio centenar de fusiles de asalto” y una “cantidad enorme de drogas”, según declaraciones del gobernador Cláudio Castro. El mandatario describió la operación como “la mayor” emprendida contra el Comando Vermelho en el estado, aunque también manifestó su inconformidad con el Gobierno federal por alegado abandono de apoyo.
Las fuerzas de seguridad enfrentaron resistencia organizada: se reportaron barricadas levantadas por los delincuentes y hasta el uso de drones artillados para atacar a los agentes en distintas localidades. Por su parte, el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, defendió que el Gobierno federal sí ha colaborado, negando la versión del gobernador.
La operación aún continúa en curso y los resultados ofrecidos son provisionales, por lo que podría aumentarse el número de víctimas y capturas. Este despliegue también ha tenido impacto en la vida cotidiana: varios colegios han cerrado temporalmente, se han interrumpido líneas de autobuses y arterias viales, y la Cámara Municipal de Río suspendió sus actividades debido al operativo.
El antecedente más grave en Río era una operación de 2021 en la favela de Jacarezinho donde murieron 28 personas, incluyendo un policía, y que generó fuertes denuncias por abusos policiales. Ahora, con al menos 64 muertos, ésta se perfila como la intervención más mortífera en la capital del estado de Río.
El reto para las autoridades es gigantesco: desarticular una estructura criminal que opera con sofisticación armamentística, presencia territorial y vínculos profundos en barrios populares. Al mismo tiempo, la operación ha reabierto la polémica sobre la violencia institucional, derechos humanos y el uso de la fuerza en barrios vulnerables. Por ejemplo, el hecho de que más de 60 personas sospechosas hayan perdido la vida —en muchos casos antes de que existiera juicio— plantea preguntas graves sobre el equilibrio entre seguridad y garantías fundamentales.
En el contexto de Brasil, donde el narcotráfico y los grupos armados se infiltran en zonas desfavorecidas, la operación de este martes simboliza tanto un golpe contundente contra el Comando Vermelho como un escenario de alta tensión social. Si bien autoridades celebran los arrestos y decomisos de armas, analistas advierten que sin una estrategia complementaria de desarrollo social, inteligencia comunitaria y control estatal sostenible, la violencia podría simplemente reconfigurarse en otros barrios o reaparecer con nuevos actores.
Para los habitantes de Penha, Alemão y otros complejos de favelas que han quedado bajo operación militar-policial, el día se convierte en un recordatorio dramático de que sus territorios están en disputa. Las escuelas cerradas, el transporte interrumpido y la presencia masiva de uniformados reconfiguran por horas la normalidad urbana. Quienes habitan allí viven con miedo, incertidumbre y también la expectativa de que algo cambie: que al menos, tras la operación, la seguridad sea más tangible y las vidas dejen de estar en peligro constante por la presencia de armas, amenazas y redes criminales.
Tras este hecho histórico, la cuestión será medir los efectos: ¿Logrará el estado de Río consolidar la captura de líderes y desmantelar la red delictiva? ¿O la presión policial desencadenará una ola de venganza y reconfiguración de territorios controlados por el crimen? Mientras tanto, la ciudad y el país observan, y las comunidades más vulnerables viven en el ojo del huracán de una guerra que trasciende lo policial.
Fuente: RPP
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