Tradición viva

Cementerio Virgen de Lourdes celebra a sus muertos con música y alegría

En Villa María del Triunfo, la tradición del Día de los Muertos se vive con bullicio.

Fuente: EFE

Villa María del Triunfo. -El cementerio Cementerio Virgen de Lourdes, ubicado en el distrito de Villa María del Triunfo (Lima), considerado el más grande del país, se convirtió nuevamente en el escenario de una festividad repleta de vida y tradición con motivo del Día de los Muertos. Familias enteras, bandas musicales, vendedores de flores, alimentos y rituales típicos se dieron cita para rendir homenaje a sus seres difuntos en un entorno que se transforma en una verdadera feria cultural. 

El camposanto, que cuenta con unas sesenta hectáreas de extensión y acoge a miles de personas cada día 1 de noviembre, se convierte durante esta jornada en una especie de ciudad de funerales y memoria: entre flores neón, música de arpas y violines, canciones que marcaron la vida de los ausentes y comidas compartidas, se evidencia la mezcla de tradición indígena y práctica urbana contemporánea. 

El gerente de Desarrollo Social de Villa María del Triunfo, Javier Huamán, señaló que en el cementerio se manifiesta un “legado cultural de todas las provincias del Perú y varias zonas que tienen sus propias expresiones culturales”. De hecho, estimó que en esta fecha pueden llegar hasta dos millones de personas al recinto, lo cual convierte la jornada en uno de los eventos populares más concurridos del país.

Familias provenientes de la sierra, selva y costa aprovechan este espacio para rendir culto a sus fallecidos migrantes, quienes llegaron a Lima en busca de mejores oportunidades y ahora son honrados con rituales propios de sus regiones de origen. La diversidad de costumbres —como la quema simbólica de recuerdos, comidas típicas, velas, flores y música— hace que la experiencia sea multidimensional. 

También está presente la venta ambulante de alimentos tradicionales, flores y objetos de ofrenda. Los visitantes sortean el tránsito dentro del cementerio, incluyendo el paso de autobuses que recorren las vías internas para transportar personas entre sectores. Este bullicio contrasta con la solemnidad típica de un cementerio, evidenciando que la conmemoración aquí adquiere carácter de fiesta – una celebración de la memoria más que un luto estático. 

No obstante, aunque la atmósfera es festiva, el entorno plantea desafíos logísticos y de seguridad: la gran afluencia de personas en un espacio tan amplio genera preocupación sobre la gestión de residuos, orden público y accesibilidad, especialmente en zonas alejadas del distrito. Las autoridades locales han señalado la necesidad de reforzar la limpieza, vigilancia y atención a los visitantes.

Este evento muestra cómo en el Perú culturalmente arraigado, el respeto a los muertos puede manifestarse en rituales cargados de color, música y comunidad. En el Cementerio Virgen de Lourdes, el Día de los Muertos se vive como una reflexión colectiva sobre la migración, la memoria y la identidad regional en la capital.

En resumen, la jornada en el Cementerio Virgen de Lourdes es más que un simple recuerdo a los que partieron: es una reafirmación de costumbres vivas, de la conexión entre lo urbano y lo ancestral, y una muestra de que en el Perú 1 de noviembre se celebra la vida bajo la sombra de la muerte.

Fuente: RPP

 
 

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