Crimen atroz
Al menos cincuenta personas masacradas en poblado haitiano
Grupos armados atacan viviendas, iglesia y arrojan cuerpos al río.

Haití.- Un violento episodio estremeció a la comunidad de Préval, en el corazón del departamento de Artibonite, Haití. Entre el lunes 19 y el viernes 23 de mayo de 2025, una coalición de grupos de autodefensa llevó a cabo una serie de ataques que dejaron al menos 50 personas masacradas, según confirmó Bertide Horace, portavoz de la Comisión de Diálogo, Reconciliación y Concienciación para Salvar Artibonite.
La matanza fue una represalia por el asesinato, a inicios de semana, de un militante de la coalición liderada por Ti Mépri, perpetrado por el grupo armado Gran Griff en Jean Denis. Tras ejecutar a su adversario, Gran Griff regresó a su base en Savien y se aliaron con otras milicias de Bwa Lavil, Pont Sondé, Chandelle y Barrière Léon para atacar Préval, a solo 10 kilómetros de Savien.
Los atacantes llegaron por la tarde, incendiaron aproximadamente una quincena de bloques de viviendas y penetraron en la iglesia Maranatha, donde decapitaron al pastor Jacques Brutus, de 86 años, y a otras 14 personas que se habían refugiado en el recinto. Después del crimen, prendieron fuego al edificio, que albergaba también una escuela, y aún se mantenían llamas al cierre del reporte.
Los cuerpos de muchas víctimas fueron arrojados al río Artibonite tras ser descuartizados y quemados. Horace relató que algunos cadáveres quedaron calcinados dentro de sus hogares y otros fueron hallados en estado de descomposición o incluso devorados por perros callejeros. El balance de víctimas es “parcial”, pues a diario los vecinos descubren nuevos restos abandonados en ríos y campos cercanos.
El acceso a la zona es imposible debido al control que los criminales mantienen sobre Préval. Las autoridades policiales, a escasos dos o tres kilómetros, no intervinieron durante el ataque, según denunció la portavoz. Además, en la región, al menos dos miembros de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) fueron asesinados y cuatro tanques de la Policía Nacional de Haití incendiados por estos mismos grupos armados.
La Conferencia Episcopal de Haití (CEH) expresó su “profundo dolor” y condenó la masacre, instando a que los responsables sean llevados ante la justicia y apelando a las autoridades para que asuman su “responsabilidad soberana” en la protección de los ciudadanos y el restablecimiento del orden público.
Haití atraviesa una grave crisis de seguridad. Según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (Binuh), en los primeros tres meses de 2025 murieron 1,617 personas y 580 resultaron heridas por violencia de bandas armadas, grupos de autodefensa y operaciones de las fuerzas de seguridad. En 2024, se contabilizaron 5,626 muertos, 2,213 heridos y 1,494 secuestrados, además de más de un millón de desplazados por la inseguridad.
El horror en Préval evidencia el colapso del Estado y la impunidad de los grupos armados, que ahora imponen peajes para financiar la compra de armas y consolidan su control territorial. La masacre, una más en la larga lista de atentados, pone de manifiesto la urgente necesidad de un despliegue efectivo de seguridad y justicia para frenar la espiral de violencia en Haití.
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