Descrédito parlamentario

Congresistas condenados, el distintivo alarmante del actual Parlamento del Perú

Numerosos legisladores sentenciados o denunciados profundizan crisis de legitimidad democrática.

Foto: Composición Perú21

Lima. -En el actual periodo parlamentario, el Congreso de la República del Perú enfrenta una severa crisis de credibilidad, caracterizada por la presencia de múltiples congresistas que han sido denunciados, investigados o incluso condenados. El medio Perú21 señaló que este es “el distintivo del actual Parlamento”, aludiendo a cifras alarmantes de mal desempeño ético y legal en la bancada legislativa. 

De acuerdo con los datos recogidos por la prensa, al menos 78 congresistas estaban bajo cuestionamientos éticos o penales, incluyendo casos de sentencias por violación sexual, recortes de sueldo para su personal, e investigaciones por corrupción y tráfico de influencias. En paralelo, la Fiscalía de la Nación ha presentado denuncias constitucionales contra al menos 24 legisladores desde este quinquenio, con solo unos pocos casos culminando en sanciones. 

Este contexto ha generado una creciente frustración en la ciudadanía: los ciudadanos observan que gran parte de sus representantes en el hemiciclo tienen algún tipo de proceso en curso, lo que debilita la confianza institucional. Además, la falta de avances efectivos en los procesos disciplinarios agrava la percepción de impunidad.
En efecto, mientras crece la lista de denunciados, los mecanismos internos del Congreso para sancionarlos —como la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales— avanzan con lentitud, lo que deja muchos casos “en cajones” sin resolución. 

Los efectos concretos de esta situación son múltiples. Primero, la imagen del Legislativo queda asociada al desorden, al clientelismo y a la laxitud ética, lo que puede provocar mayor apatía y fastidio electoral entre los votantes. Segundo, se debilita la rendición de cuentas: si los legisladores no enfrentan consecuencias reales, se reduce la presión para que actúen con responsabilidad. Tercero, la gobernabilidad resulta afectada: un Congreso con legisladores bajo sospecha dificulta la tramitación de leyes y la cooperación interinstitucional.

Estas circunstancias se agravan si se considera que la próxima elección del Congreso será en un contexto donde se busca restablecer el sistema bicameral en Perú. La presencia de tantos casos de corrupción y mala conducta hace que la agenda de reformas parlamentarias —transparencia, controles, requisitos para candidatos— cobre urgencia.

En resumen, la frase de Perú21 cobra sentido al afirmar que los “congresistas condenados” representan hoy un sello distintivo del Legislativo: más allá de unos pocos, se trata de un fenómeno de amplio alcance que interpela la calidad democrática del país. Si no se impulsan cambios estructurales y se fortalecen los mecanismos de sanción, la crisis de representatividad podría escalar.

Fuente: Perú21

 
 

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